Murrayfield, 70.000 almas escocesas, mosaico con la bandera azul y blanca, Flower of Scotland cantado a pelo, la lluvia, la sempiterna lluvia escocesa que pinta de verde las campiñas y por supuesto el cesped del gran estadio de Edimburgo. Enfrente el enemigo, Inglaterra, eterno rival no solo en el aspecto deportivo. El emblema escocés nació en una batalla entre ingleses y escoceses, cuando el pinchazo de un cardo hizo gritar a un soltado inglés advirtiendo a las tropas escocesas de la presencia del enemigo.
Por fin el quince del cardo se llevó un triunfo en este seis naciones, como no ante la única selección frente a la que tiene obligación de ganar: Inglaterra. Y lo hizo a base de riñones, a base de estrujar a la delantera blanquirroja en el barro escocés. La eficacia del siempre elegante Chris Paterson hizo el resto. Inglaterra KO. Hasta el arco iris salió para disfrutar de la victoria.
Oh Flower of Scotlaaaanddd!!!!
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